1977 a 1987
Segunda Década [1977-1987]. Esta se inició dentro del período histórico conocido como la "Gran Crisis", que coincidió con los peores años de la dictadura militar y con la desaparición de los grupos más importantes.
El 11 de noviembre de 1977, Charly hace un recital como despedida que se llamó "Festival del amor". Allí volvería a juntarse Sui Generis de manera informal, La Máquina tocaría por última vez y estarían presentes todos sus amigos. Algo así como la primera formación de Serú Giran. Luis Alberto Spinetta, Litto Nebbia, Rodolfo Mederos y Domingo Cura participaron de un espectáculo llamado "Encuentro".
En 1978 vuelve a la carga Pappo’s Blues. A León Gieco, con El fantasma de Canterville, y Nito Mestre y Los Desconocidos de Siempre, con su primer álbum, les fue muy bien. Ricardo Sóule se abría de Vox Dei y Litto Nebbia preparaba el equipaje para radicarse en México por algunos años.
Cuando la fiebre del fútbol mundial taponaba cualquier intento musical, un nuevo fenómeno daba sus primeros pasos coincidiendo con una supuesta muerte del rock propagada por cierta prensa: Serú Giran. La reunión de Almendra contribuyó al replanteo de las estructuras musicales. Y el rock recuperó gran parte de su público. Esta fue un buen negocio y sin darse cuenta el rock cayó en un período de "revival" que abrió nuevamente el panorama.
Ya comenzaban a aparecer los nombres que marcarían los años '80. Por un lado Pappo despedía a Pappo’s Blues y presentaría en sociedad Riff. Por el otro, se formaban bandas como Dulces 16 y Virus, que comienzan a remar desde La Plata, lugar que albergaba a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Manal se volvió a juntar. Serú Giran hace un recital gratuito en La Rural al que acuden 60.000 personas. Raúl Porchetto alcanza un pico de popularidad con Metegol, al igual que La Banda, grupo de Rúben Rada.
La peor represión de la dictadura militar había pasado en 1981, y muchos músicos regresaron al país para júbilo de sus fans. En marzo Serú Giran se separa porque Pedro Aznar decide profundizar sus estudios de música en Berklee. Otros músico que destacaba en la escena del momento era Alejandro Lerner.
En 1982 dos hechos marcaban la historia del rock en Argentina. Por un lado, la guerra de Malvinas, que provocó la inmediata censura de la música en inglés, logrando que el rock argentino consiguiera el espacio que reclamaba y merecía desde hacía mucho tiempo. Juan Carlos Baglietto fue la sorpresa de 1982, abriéndoles las puertas a músicos del interior postergados hasta el momento por el pulpo porteño.
Los músicos preferían la paz antes que la guerra y su intención era solidarizarse con los soldados que sufrían en Malvinas.
El panorama se amplió cada vez más con el descubrimiento de nuevos nombres: Celeste Carballo, Fito Páez, Alejandro Lerner, que se sumaron a los grandes de la otra década: Charly Garcia, Luis A. Spinetta, Litto Nebbia, León Gieco, Raúl Porchetto, David Lebón, Miguel Cantilo.
Lentamente el pop ganó espacio en la música de rock y los grupos "modernos" fueron venciendo la resistencia del publico. Contrariamente a lo que muchos pensaban, la llegada de la democracia tras los oscuros días de régimen militar, mermó la popularidad del rock.
En 1983 resurgió el rock duro. De la mano del viejo líder del estilo, Pappo, con su grupo Riff, el rock pesado se implantó como un metálico movimiento de resistencia al avance del pop. Pero el furor no duró mucho, y para el '84 el heavy metal comenzaba a mostrar sus primeros signos de eclipsamiento. Sin embargo grupos como La Torre y Púrpura mantuvieron viva la llama del rock and roll. Los Twist, Virus, Los Abuelos, conformaron la punta del iceberg del rock "moderno". Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota hicieron brillantes recitales a partir del repertorio de su primer disco, Gulp!. Miguel Mateos y Zas pudieron diferenciarse del resto con su segundo disco Huevos, y el tercero, Tengo que parar. Cuatro muchachas [Díaz, Epumer, Sinessi y Ruffianatti] conformaban Viudas e Hijas de Roque Enroll, una idea comercial que funcionó mejor de lo que se esperaba.
En 1985, sale al aire la radio Rock & Pop. Es el primer intento de una radio que sólo se dedique al rock y resulta ser un boom de audiencia. Con medios, Soda Stereo grababa su segundo disco Nada Personal, que iniciaba una escalada en el gusto popular. Además de Patricio Rey, Sumo era la sensación más fuerte del underground. Luca Prodan y el resto de los de Sumo parecían marcianos que habían aterrizado en Buenos Aires. Sin embargo el grupo de 1985 fue Zas, cuyo disco Rockas Vivas fue el éxito del momento.
Los Violadores comenzaron como un irreductible grupo de Punk. Por su lado los Fabulosos Cadillacs, un grupo multitudinario, proclamó la llega del Ská. En 1987 Soda Stereo y Sumo fueron los grupos que mayor progreso evidenciaron. Sus discos Signos y Llegando los Monos, respectivamente, fueron muy vendidos. Soda comenzó a exportar su música y Sumo llegó a Obras.
Lo que se observa claramente en esta segunda década es que el rock contó con tantos anticuerpos necesarios para atravesar una crisis profunda, que después llevó a una etapa de crecimiento ordenado, para pasar, por causa de la guerra de Malvinas, a una popularidad masiva.
Las ediciones discográficas y la cantidad de conciertos creció enormemente. Pero el mercado permaneció estático por la crisis económica que la democracia no pudo resolver.